Carolina Perrot, Asco

 

 Carolina Perrot
Asco
Alto Pogo


Laura fija la mirada un poco más allá del vidrio delantero.
La rodea un paisaje oscuro. Unas líneas blancas intermiten-
tes le develan la ruta. A los costados, nada. Su realidad se
acota a la visibilidad de unos pocos metros. Arruga la nariz
cuando huele un olor rancio a transpiración masculina. No
se mueve. Tiene miedo de mirar a su izquierda. Elige seguir
hurgando la oscuridad aburrida del exterior, mientras que
le exige al olfato alguna capacidad sobrenatural que la guíe
en la identificación de la persona que parece llevarla hacia
alguna parte. Finalmente ve la mano apoyada en la palanca
de cambios, con un anillo de plata. Es Martel. Recién ahí la
realidad le pega fuerte. Vuelve a cerrar los ojos, controlando
el mareo y un gusto ácido que le llega al paladar.

 

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