Miguel Briante, Kincón

 

 Miguel Briante
Kincón
Alto Pogo


Como para que no te odiaran, Kincón, aunque no fuera
cierto, aunque la mitad de esas cosas hubieran sido inven-
tadas. Como para que no te odiaran, cuando el mayor pe-
cado que puede cometer un hombre por estos pueblos no
es matar a otro hombre, robar, ser confidente de la policía,
convertirse en cuatrero o asaltante de banco, sino eso que
vos hiciste sin saberlo: despertar la imaginación de la gen-
te, inquietar con tu fama. La imaginación de la gente, en
estos pueblos, es feroz. Ya sé, de vos se trata; no de ellos,
no de nosotros, no de mí. Pero a la larga vos venís a ser
nosotros, o algo de nosotros, por lo menos; nuestro me-
jor invento. Y perdoname, perdonenmé, pero voy tirando
a viejo, y aunque dicen que nunca escupo, es decir, que
nunca me callo, algo de razón debo tener. Pero renuncio a
explicarme, a explicarte.

 

Podés comprarlo por acá! 

 

 

 

 

 

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Erik Satie, Sobre música, músicos y otras memorias

Roxanne Dunbar Ortiz, La historia indígena de Estados Unidos, Capitán Swing

Hartmut Rosa, Resonancia. Una sociología de la relación con el mundo