Camila Sosa Villada, La novia de Sandro
Para atravesar los misterios del amor travesti, Camila va armada de su
voz de arrope y los amuletos que supo construir en la intensidad de la
noche. Algunas veces ama y otras odia, desea y es deseada, mezcla la
pena y la dicha en cada uno de los cuerpos sobre los que se derrama. Una
vez fecundada, engendra versos carnívoros y plantas dóciles que pueblan
los balcones que sus tacos habitan. Enorme forjadora de magia, sólo
podemos estirar el cuello desde abajo para verla sangrar, arder y reírse
del mundo.
Quizás la memoria por los amantes idos sea la que menos
duela de todas las que nos ofrenda su escritura, está también la madre
alquilada a otra familia, la fatiga del padre en su lucha contra la
pobreza, la amada del amante, los amigos muertos.
Por momentos
quisiéramos blindarla de algunos recuerdos, pero sería como encapsular a
una luciérnaga, un parpadeo de la luz más delicada antes de la absoluta
oscuridad. Un ser frágil atrapando las palabras que le llegan por el
aire libre de la experiencia.
El corazón lector que se anime a transitar la belleza salvaje de La novia de Sandro no podrá salir ileso.
Dolores Reyes
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